miércoles, abril 27, 2011

Gonzalo Rojas (In Memorian)




Tacto y error

Por mucho que la mano se me llene de ti
para escribirte, para acariciarte
como cuando te quise

arrancar esos pechos que fueron mi obsesión en la terraza
donde no había nadie sino tú con tu cuerpo,
tú con tu corazón y tu hermosura,
y con tu sangre adentro que te salía blanca,
reseca, por el polvo del deseo,

oh, por mucho que tú hayas sido mi perdición
hasta volverme lengua de tu boca,
ya todo es imposible.
Hubo una vez
un hombre, una vez hubo
una mujer vestida con la U de tu cuerpo
que palpitaba adentro de todas mis palabras,
los vellos, los destellos;
de lo que hubo aquello
no quedas sino tú sin labios y sin ojos,
para mí ya no quedas sino como la forma
de una cama que vuela por el mundo.

lunes, abril 11, 2011

Mi hijo





(a la manera de Carlos Drummond de Andrade)

Mi hijo
mi único hijo
el que no tuve
sería ya un hombre.

Descarnado y sin nombre
se mueve
en el viento.
A veces

viene
y reclina su cabeza
más liviana que el aire
sobre mi hombro

y yo le pregunto,
Hijo,
¿dónde te hallas,
dónde te ocultas?

Y él me responde
con un hálito frío,
No lo advertías
aunque llamé

y llamé
y continúo llamando
desde un lugar
lejano,

más allá del amor,
donde nada,
todo,
quiere nacer.

Mark Strand (Canadá, 1934)

Traducción de Juan Sánchez Peláez

SEPT SIEBEN SIETE






Del confín de siete universos
el polvo de las estrellas llega
María Clara Salas

eres perfecto
poderoso
mágico
como la estrella de siete puntas

estás conmigo de lunes a domingo
sigo tu esencia heroica
en cualquier canción
suave o intensa

el cielo cuenta tus planetas
con notas de cristal sonoro
cantas el universo
no te cambio por ninguno
gendarme de los misterios
amo de las ciencias ocultas
señor de las cábalas
todos te aman
legendario
sempiterno
número siete hecho humanidad




Ileana Alomà

con radiante mirada y exquisita malicia


1

Quiero sacudir

tu pesado silencio

que se desborda como una pierna

que cuelga de una silla de madera.

2

Me he cansado de permanecer

en tus notas marginales

en tus borradores

en los peldaños

ante tus puertas.

¿Dónde están

tus vastos paraísos?

3

Ven desnudo

que yo vista

tu cuerpo

que mi imaginación tomó prestado.

4

Me miré en el espejo

y vi

una mujer

plenamente satisfecha,

con radiante mirada

y exquisita malicia

la envidié.

.

Maram al-Masri

De Cerezas rojas sobre losas blancas

EVASIÓN

Imagen: Amanecer en el Salar. Ramón Muñoz





pasos cómplices en la arena

bajo una luna famélica


silbidos aflautados

se escucharon por el muelle

en la orilla

el titubeo del agua

danzaba en ondas

era una noche prófuga


andante seguí el rastro

girasoles de fuego centellearon


mi mirada revoloteó

posándose en la excitación

de unas plumas castañas

el asustadizo alcaraván

se escabulló


el amanecer se sintió herido

sin su canto



Soraya Prada