sábado, julio 26, 2008

el bolsillo izquierdo de su jean

Cachorro es un niño generoso. Si mirada es astuta, viva, locuaz, aunque su verbo no lo parezca. Algunas veces me sorprende contándome historias ajenas, no siendo hábito hacerlo. Otras calla, es impenetrable y hasta llega a herir la aparente indiferencia que muestra hacia su entorno.

En estas paredes que alimentaron sus días, hay cuentos sobre él, pasos impresos en las aristas, sus primeros tropiezos en los rodapiés del pasillo, huellas de tiempo que dejaron sonidos de cajitas de música sin abrir (para no molestar a los vecinos), besos maternos que apretaban mejillas intencionalmente para ser recordados.
No pareciera que el cachorro tuviera un sueño específico por cumplir, sin embargo, yo se que en el fondo de sus pestañas de escoba, muy profundo, hay un pozo lleno de expectativas de vida que adorna cada noche y que no desea que descubran, para, así esperar el momento oportuno que germine su ilusión de cristalizarlos y mostrarle al mundo exterior, la capacidad de lucha, el ahínco, la altura de la excelencia y el amor que lleva en el bolsillo izquierdo de su jean.

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