sábado, julio 26, 2008

Ratos de "sorbos"



Con frecuencia bebo las frases e otros, de libros de autores no tan famosos ni reconocidos, pensamientos y prosas de escritores de vocación, como yo. Los imprimo en borrador y me los llevo a casa. Cargo conmigo un baúl minúsculo de música. En él se encuentran diversos géneros rítmicos para cada estado de ánimo.

Me abstraigo en los audífonos, a un volumen lo suficientemente alto y soportable para evitar contacto exterior.
Eso me permite reducir al mínimo la realidad que me circunda y sumergirme en las letras que bailan silenciosas frente a mi, esperando que las ordene.
La bolsa que llevo permanece siempre arrugada, siempre. A veces me avergüenza sacarla en público cuando me ubico en alguna cafetería en mis ratos de “sorbos”.
Los papeles que allí guardo no parecen terminarse jamás.
Mil temas distintos, párrafos que por alguna razón, al leerlos, me parecieron atractivos e importantes de digerir, como para leer después.
Así son los ratos íntimos, esos que nadie comprende.
A menudo me preguntan… “¿Estás bien?”, como si, al evadir la multitud, retirarse con uno mismo, zambullirme en los libros, fuese una señal inequívoca del demente que quiere anularse del diario vivir.
Justo así son mis ratos de “sorbos”.


Foto: Leyla Moncada - Niño interior

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