Tendida tú aquí,
en la penumbra del cuarto,
como el silencio que queda
después del amor,
yo asciendo levemente
desde el fondo de mi reposo
hasta tus bordes,
tenues, apagados,
que dulces existen.
Y con mi mano repaso
las lindes delicadas de tu vivir retraído.
VICENTE ALEIXANDRE.
PREMIO NOBEL 1977
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